A Dafne y todos los que no son Porkys ni jueces
machines ni Marcelinos
Querida Dafne:
No te conozco, no
imagino lo que viviste con esos cuatro jóvenes. Nunca, nadie, sabrá a menos que
viva algo parecido y aun así, no será lo mismo. Te abrazo con cariño y celebro
que estés viva. Que seas una sobreviviente. Y te cuento mi historia porque
quiero hacerte saber que se pude seguir adelante, no se supera, se vive y una
puede elegir quedarse en ese momento o continuar. No todos los hombres son como
esos cuatro jóvenes, ni como ese juez, ni como ese académico… hay otros y
espero que muchos, reflexionen sobre lo que pueden hacer ellos por nosotras
aunque no seamos sus esposas, hijas, hermanas, madres o amigas. Respeto y
admiro mucho tu decisión y la de tu familia de denunciarlo.
Yo tenía casi 19
años cuando fui violada por un hombre mientras iba de camino a mi escuela.
Durante unas horas me golpeó y abuso de mi… traté de escapar y me golpeó aún
más, creo que finalmente me dejó ir. Durante esas horas continuamente decía que
me iba a matar, que no saldría viva de ahí yo sólo pensaba en mi madre, en el
dolor que le iba a causar que le dijeran o que ella misma viera mi cuerpo
violentado en ese lote baldío.
Él no me conocía,
no sabía ni mi nombre ni quien era ni mi vida. Me violó porque era mujer y
porque podía hacerlo y porque sabía que encontraría jueces y académicos,
hombres y tristemente algunas mujeres que dirían: se lo busco, algo habrá hecho
para provocarlo, seguro le gusto. Hace casi 30 años de eso y me duele que niñas
sigan viviendo lo mismo, o peor (en sus casas, por hombres que deberían
protegerlas).
Pero eso no es lo
que quiero contarte. Quiero decirte que en tu camino te encontrarás, segura
estoy, hombres que te acompañaran. En mi caso, ese mismo día quienes me
auxiliaron fueron dos hombres, uno casi de mi edad Francisco, quien fue por mi
y me llevo a un lugar seguro para pedir auxilio a adultxs y otro mayor que gestiono
lo necesario por mi salud mental y física, Leonel. Luego mis amigos de la
escuela cuando a los 5 días me pude levantar de la cama y elegí regresar a la
escuela, en especial uno de quienes todos pensaban era un papanatas. Ese amigo
espero a que estuviera sola (cosa difícil porque todos me cuidaban a su manera
para que no estuviera sola otra vez como esas horas en una calle de la CDMX) se
llamaba Alejandro. Se acercó en silencio a esa chica que era entonces con los
ojos de mapache y la cara inflamada por los golpes y se sentó a mi lado,
estuvimos así un rato y luego se acercó aún más mientras veíamos jugar a otros
compañeros y quedito dijo…
-sólo dime quien
fue y yo me encargo de todo…
-pero es que no
se quien fue, era un desconocido…
Y entonces paso
con ternura un brazo sobre mi espalda y dijo con cariño, mucho.
-sabes que te
quiero verdad?... que siempre voy a estar para ti.
No es cierto que
todos los hombres piensan igual que ese académico, no es cierto que a los
hombres no les duele una mujer violentada. Leonel mientras me llevaba al
hospital me decía, y agradezco tanto sus palabras lo que me dijo en el trayecto
aquel día:
-Ya hice unas
llamadas, primero vamos a ir con una amiga psicóloga y después al hospital para
que te revisen y te cuiden. Después sólo si tú quieres iremos a denunciar… hay
una casa en Acapulco donde puedes quedarte hasta que tu decidas lo siguiente.
Y siguió hablando
con su voz dulce y respetuosa, con palabras abrigadoras mientras yo veía la
vida que seguía fuera de la ventanilla de la camioneta y me decía a mi solita.
-Ahorita estaría
muerta… y no podría sentir este sol en mi cara nunca más…
Elegí no hacer la
denuncia porque lo único que quería era que se muriera y mi mente me protegió
olvidando todo detalle de su aspecto (amanecía, poca luz y me tomó por sorpresa,
no recordaba sus rasgos más que su voz
grave amenazándome) En ese entonces había mucho más insensibilidad en un MP y
yo elegí no pasar por ese suplicio. Lo volvería a decidir ahora frente a la
posibilidad de no poder distinguir entre un hombre inocente y el responsable.
Porque también pensé en ese entonces y ahora que ese fulano me violó no a
Magos, la jovencita que era sino a “la mujer” que le habían enseñado a odiar y
a usar. El pedo no fue conmigo sino con todas.
Te seguiría
contando de los muchos hombres y mujeres que en esos días estuvieron conmigo: de
Antonio, de Ernesto, de Humberto, de Lizet, de Karina mi amiga querida que fue
a mi cama al día siguiente donde convalecía porque no podía ni mover un dedo y de
cómo lloramos juntas, de Miguel que fue mi guardián a todas horas modificando
sus horarios para que no estuviera nunca sola. De mi padre que igual no sabía
qué hacer ni que decir y sólo me miraba con una tristeza que era más grande que
la mía… De la rebeldía que me dio a los meses de sentir que cariñosamente no
podía moverme sin que alguien me cuidara. Ocho meses en terapia hasta que mi
doctora me dio de alta recomendando que si alguna vez me rebasaba alguna
situación, algún sentimiento, pidiera ayuda.
Durante años lo
único que yo evitaba era pasar por el lugar donde ocurrió. Es un punto de la
ciudad muy céntrico, cuando llegue a atravesar esa calle cerraba los ojos con
fuerza y trataba de pensar en otra cosa…
Hace unos cuatro
años una amiga de aquellos tiempos que es una excelente fotoreportera y que
tenía un proyecto me pidió si podía colaborar con ella registrando en imágenes lo
más cerca que pudiera del lugar donde yo había sido víctima. Me dio miedo pero
también curiosidad por ir justo al único tabú de aquella vez. Le pedí a otra
amiga, Martha Olivia que me acompañara y ahí fuimos las tres… repasé el lugar
donde baje del camión en Av. Del Taller…caminamos hasta el lugar donde el
fulano me detuvo para pedirme la hora… sólo que después de 25 años la calle
estaba cambiada, mucho… y recorrimos las casas y había una que se parecía mucho
a mis recuerdos, incluso tenía el techo en el fondo parecido a donde me
arrastro a golpes aquel hombre… pero no recordaba la casa que estaba al frente
y que se veía vieja. Mi amiga tomaba fotos mientras yo hablaba… y fue una chica
a preguntarnos qué hacíamos en ese lugar, le conté y decía que ese lugar
siempre había sido el mismo. Yo sentí una punzada porque había ahí una ventana
y pensé:
-¿Podían escuchar
mis gritos? ¿Nadie me ayudó?
Pero yo insistía en
que esa casa no estaba en mi recuerdo del lugar, estaba una reja que él abrió
con una mano mientras sujetaba mi cuello con la otra y que yo aproveché para
intentar escapar pero me agarró del pelo y me arrastro de nuevo… y entonces la
chica recordó que había algo muy parecido a dos predios hacia Av. Tlalpan donde
su abuela cuando niñxs no permitía se acercaran… fuimos ahí y el lugar no era
el mismo. Habían construido en el anterior lote un edificio de departamentos. En
ese momento salió de ese edificio un coche con una familia dentro.
Y ahí estaba yo,
acompañada de dos amigas y comprendiendo que ese lugar, como yo, no éramos ya lo
que fuimos entonces. Ese lugar era el hogar ahora de una familia y yo era una
mujer que había vivido bien todos esos años… con alegrías y tristezas como todo
mundo. Estaba viva y yo era ese momento y muchos otros momentos más venturosos,
más amorosos. Y lloré pero por esa jovencita que fui y que nunca debió pasar
por eso. No se supera pero se sobrevive.
(No se disfruta, Sr Marcelino… como nunca se podrá disfrutar cuando alguien
atenta contra la dignidad de una persona para elegir con su cuerpo, sus ideas,
con su vida…)
Claro que no se
olvida, no se supera… se cambia, se elige seguir viviendo. Se sobrevive. Por
supuesto que una no disfruta que abusen de tu cuerpo y te quieran quitar la
vida, que te den una golpiza tal que dures días en cama con todo el cuerpo
adolorido. Que seas víctima de un sistema que permite que una mujer sea tratada
como si no fuese una persona con derecho a vivir libre y segura. Que fomenta
que un hombre, pueda abusar de una mujer o celebrar que otro lo haga.
Yo no soy ya esa
jovencita de casi 19 años. El lugar no es el mismo. Y espero que con el paso
del tiempo tengas una buena vida Dafne, que seas amada y que ames. Que en tu
camino te encuentres con amigas solidarias y hombres como Alejandro, Leonel, Francisco,
Miguel… Que no pierdas la capacidad de sonreír y disfrutar de tu vida y de tu
sexualidad con hombres sensibles y amorosos que tu elijas. Porque no todos los
hombres son como ese juez estúpido ni como ese delirante académico, ni tan
cobardes como esos cuatro jóvenes, ni insensibles como quienes se amparan en el
anonimato de las redes.
Te mando un
abrazo cariñoso querida Dafne.
P.D. A usted Sr.
Marcelino, quizá algún día pueda enviarle un abrazo…cuando comprenda y acepte
que sus palabras fueron estúpidas y alientan a otros jóvenes, a otros hombres a
dejar cicatrices y heridas en la vida de una mujer. No son salmones quienes se
aprovechan de un sistema que violenta sino quienes contra corriente, siguen
luchando por la dignidad de otras personas. Piénselo.
1 comentario:
Magos querida, te quiero y admiro más. Un abrazo grande.
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