viernes, 2 de septiembre de 2016

Lentejuelas jotas y nacas (y también muy humanas…)

Tengo que pintar, eso es lo que quiero y sin embargo hay otras cosas que me importan también y me quitan el tiempo. Por ejemplo, entender esas fronteras borrosas que hay entre la libertad propia y la ajena (libertad de expresión, de disentir, de opinar, de indignarse, etc)…según yo no hay ninguna pero luego si me entran las dudas.

Tengo certezas (poquísimas y cada vez más fracturadas) tengo gustos personales y una profunda preocupación por los caminos a los que nos están llevando las redes sociales en estos tiempos. Pienso en la libertad sin otros límites que no sea más que el respeto mutuo para una sana convivencia, donde se permita el disenso sin que eso no signifique debatir, discutir sin que nos separe. Pienso en la tolerancia hacia quien no piensa o siente igual que yo, defender la libertad de opinión. Pero ¿puedo defender con mi vida a quien emite opiniones que abonan a un clima que oprime, discrimina, ofende en su dignidad a otrxs?... No soy Voltaire y Voltaire no vivió en el contexto que ahora tenemos… somos finalmente nuestras circunstancias, pero eso no debería hacernos ciegxs a la dignidad del otro(a) a poder ponernos en los zapatos de otrxs que no tienen nuestro mismo contexto.



Se murió Juan Gabriel, y me dolió un chingo porque yo (aclaro YO) me identifico con muchas otras personas cuyas canciones significaron un momento, un cachito de historia, amores y desamores. Me dolió su muerte y me encabroné cuando leí un artículo de un señor con educación exquisita no porque expresara que no le gustaba Juanga (que finalmente no tiene por qué gustarle y no es el motivo de este post) sino porque escribió básicamente esto:

-…mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista: me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas (link artículo completo)

Coincido con muchas de esas personas que crecieron en un medio social no tan favorecido: una colonia popular en viviendas modestísimas, educación pública y gratuita en todos los niveles de instrucción escolar, música popular y populachera, “mal gusto” en el vestido porque se mezcla una tradición popular y rural con la “moda” pa’la que alcanza, ropa de tianguis quiero decir, chabacana. Imaginen, ya era adelanto hablar y escribir sin faltas de ortografía como para andar hablando dos o tres idiomas que claro que abren otras culturas y mundos. Resumida en una palabra que con los años se ha vuelto reivindicación: NACA pues nací y sigo siendo.

Pero mi reivindicación y orgullo de la palabra “naco/a” no me lleva a olvidar que en principio y según el tono, hay quien sigue empleándola de forma peyorativa. Pasa como con las palabras “Indio” o “Puto/joto” “Chacha/Gata” que siguen siendo usadas como insulto por quien las profiere.

¿Nos volvimos políticamente correctos al punto de ser inquisidore/as del chiste? No sé, no estoy segura, quizá habría que ocuparnos tantito en preguntarles y hacer el esfuerzo de atender, de escuchar lo que dicen y sienten las personas que son identificadas con el tono que no reivindica sino que intenta menoscabar su dignidad como personas. ¿Es lo mismo decir nacx a un(a) güerita que de entrada se refleja en la TV pública y hasta anuncios oficiales como si no fuera nuestro genotipo más tirándole a gordis y morenos? Habría que preguntarle a la gimnasta Alexa Moreno que participó recientemente en los juegos olímpicos:

-Me dolió, no soy un robot que no siente (…) Soy mexicana y luzco como mexicana. No pueden esperar ver a una rubia.

La misma persona que calificó de naco y joto el vestuario de Juan Gabriel también escribió algo sobre la palabra “puto” y lo “políticamente correcto” que le impide expresarse como èl quiere. (link aquí Artículo: Contra el puto lenguaje políticamente correcto) Sí, yo también me he preguntado por qué si digo yo “puta madre!” o “puto dolor” puede ser una expresión que, fuera de mi circunstancia y contexto significan abonar a un clima de odio que resulta en crímenes. Entonces pregunto y escucho esforzándome por entender y mientras trato de erradicar esa palabra de mi vocabulario. Antes me parecía (me sigo sintiendo rara) en decir la palabra “culero/a” y sin embargo la he sustituido para decir “puto” como insulto (porque si, incongruente como soy tiendo a enojarme e insultar, siempre dando la cara, siempre exponiéndome a las consecuencias de mis actos, aclaro) Porque tangencialmente he sentido en personas queridas el dolor y la muerte por ser diferente a eso que llamamos “lo normal” la heterosexualidad.

También trato de no insultar pero de verdad, honestamente, no escondiendo el mismo insulto con finísima educación y palabras escogidas para hacer sentir mal o ponerme en un nivel superior a otra persona sin perder el estilo. ¿Les había contado ya que soy una naca por nacimiento y por convicción?, bueno pues eso… de ahí mi lenguaje soez y porque también he acusado recibo de comentarios y situaciones de personas que se creen falsamente privilegiadas por circunstancias que no son esfuerzo personal sino esa ruleta que da el nacer en cuna de oro o con características físicas consideradas “lo bello” (metafóricamente hablando)

Lamento profundamente que este señor, en su intento por hacerse finamente gracioso, fuera insultado igual en redes. No comparto que la indignación por el lodo se exprese con mierda. Pero sigo pensando que fue clasista, poco inteligente dado el momento y su cargo oficial. Porque de quien hablo resulta que escribió lo de las lentejuelas nacas y jotas siendo nada menos que Director de TVUNAM y alguna prudencia debería caber en quien dirige una institución dentro de una universidad pública que sigue siendo la única oportunidad de movilidad social (o al menos de acceso a una educación mayor) para muchxs nacxs que como yo estudiaron ahí. Cantaría Juanga:

-…¿pero qué necesidad? 

Este señor renunció finalmente sin emitir una sola disculpa o al menos debatir sobre su artículo en el que en el cuerpo del texto hace referencia a su cargo y actividades como funcionario universitario. (ya  ven en 2014 igual nadie le reclamo porque, ni se refirió a funciones de un cargo público) No es su opinión, ni sus gustos musicales, ni su exquisita educación. No, es su expresión clasista de la que hace ostentación siendo el clasismo: discriminación de clase (esa discriminación etérea como la violencia indirecta que igual lastima y humilla) y sabiendo él mismo las funciones del Conapred para el cual participo en 2012 con un texto sobre el machismo y la misoginia (link aquí del cuaderno Ellas por ellos) . Como lo dice en su texto ninguna de sus mujeres queridas son nacas, ni lentejueleadas, ni jotas como para permitirse una reflexión al respecto y cambiar su opinión sobre ser igual, no superior ni inferior. Tampoco tendría que serlo,  por ejemplo unx no necesita ser refugiadx para solidarizarse con ellxs. Porque:

je suis humain

Y eso, debería bastar.



1 comentario:

Unknown dijo...

Orales! Complenamente de acuerdo, ahora sí te descociste, felicidades x tu blogger, saludos