jueves, 17 de agosto de 2017

Pá...



Querido Pá...

Hace unos días la Ofe me recordó que hoy se cumplen 15 años que te fuiste a tus silencios, tu lluvia y tu bosque. Curioso porque siempre quise olvidar esa fecha... como las cosas que me duelen las pongo en borroso, en el costal de "fué, no se cuando, pero ya fué".

La Ofe ya está muy viejita y frágil pero sigue haciendo lo que se le pega la gana. ¿Recuerdas que cuando estabas en cama, en el hospital la semana que estuvimos juntos ?. Me decías

-¿Sabes lo que más me enamoro de tu mamá? que sea tan amorosa con sus hijos. Es una leona cuando de ustedes se trata. De bebés, los abrazaba y besaba con tanto amor que sentía que la quería más.

Tú eras más pesado y muy alto. Y así y todo le tenías miedo cuando se enojaba. Me río tantito cuando  evoco cómo se encabronaba contigo porque no sabías como estar presente cuando pasaba algo fuerte o te necesitaba. Y lamento mucho cuando por estar de su lado te decía cosas que ya dichas sabía que te habían dolido por la forma en que me mirabas y callabas. Y yo, apenada no sabía como pedirte perdón y tú no me regañabas pero ambos nos escondíamos en el mismo silencio orgulloso que a veces nos separaba.

Seguro ya sabes lo que ha pasado con sus hijos y cómo, a pesar de todo, les sigue queriendo. Pero eso ya lo sabes y si no, es mejor así, porque no es agradable para nadie.

Pá, cuando veo una mariposa siento que estás por ahí, o tu energía o lo que hay de ti dentro de mi. Y te extraño mucho, quién lo diría, pasan los años y te extraño más. Ya no leo tanto como cuando tú me traías libros que comprabas cada semana, ¿Te acuerdas? No sé donde quedaron las bibliotecas, los diccionarios, y las obras clásicas. Aún me acuerdo cuando éramos muy chiquitos y nos dormías con un cuento y no decías el desenlace para que cada quien inventara el suyo (mis hermanos eran muy chiquitos y se quedaban dormidos, pero yo si me mantenía despierta un rato imaginando qué habría pasado) Días después llegabas a casa con el libro.

-Toma, para que sepas si tu final era igual que el del autor.

Sigo dibujando ¿sabes? creo que mejor que el gato gris con fondo amarillo y las flores que te regalé en dos espantosos cuadros que hice pero que tú tenías en tu casa y presumías a visitantes porque los hizo "Margarita, mi hija mayor"

No lo vas a creer, nadie lo haría. Pero hace poco sentí, creo, más o menos, lo que me decías de cuando te sentabas en tu bosque y contemplabas callado, ¡¡en silencio!! el paisaje. Cuando caminabas y caminabas para sentarte, escuchar lo que decían los árboles y luego regresar callado. No me paso en  en un bosque, fue en el mar... pero sí, ahí también me acordé de ti y había muchas mariposas, así que no supe bien si andabas por ahí tú o lo que queda de ti en mi.

Ya casi no escucho las operas que te gustaban y escuchábamos porque cuando lo hago me da por pensar mucho en ti y pues chillo y no quiero... me hago la fuerte para no sentirme triste y decir que me haces falta, que siempre me vas a hacer falta aún si termino siendo más viejita que tú.

Pá, también tengo un sombrero como el tuyo y no lo uso, lo tengo ahí como para sentir que estás de alguna forma. Hace dos años fuí a Durango pero no encontré el florero de barro como el que te regalé la primera vez que fuí. ¿Si supiste? Tu sombrero y ese florero estaban sobre tu ataúd la última vez que te di un beso.

Te he soñado y me platicas en sueños. Cuando despierto y recuerdo lo que me decías pienso la vez que tuvimos un sueño parecido y asombrados nos contábamos detalles de tu sueño y el mío y coincidían. Fue lo más loco de muchas coincidencias locas que tuvimos.

Pá, te escribo estas líneas igual de noche pero sin luna llena ni en carretera para alcanzarte. Regresaba de Mérida después de una semana que sentía morirme de tos y gripa. Quería dejar todo apenas llegué allá cuando me dijeron que entrabas de nuevo al hospital y pues no me dijeron que estabas muriéndote para no faltar al trabajo,  pero mi cuerpo lo supo todos esos días. Cuando regresaba a casa, acababas de morir y casi al mismo tiempo deje de toser y la fiebre cesó... y me solté a llorar y después no recuerdo más porque todo fue como un torbellino.

Pa´, hace años que no pongo un pie en tu casa porque me duele mucho y por lo que ojalá no sepas ni quiero contarte porque duele más. La Ofe a veces me suelta cachitos de la historia que tuvieron juntos. Ya me reconcilié con las rosas porque me recuerdan las que tú plantaste y le regalaste a ella. Al rato que amanezca iré a un bosque que no es tan grande com el tuyo pero bastará con sentarme junto a un árbol y pensar en ti y traeré rosas y escucharé una opera nomás por ti.

Hasta volvernos a encontrar Pá, en sueños o en tu bosque o en mi mar y entonces platicaremos otra vez como cuando me levantaba de puntitas para que me abrazaras y levantaras casi hasta el cielo porque yo te veía enooooorme y mientras te daba un beso en tu mejilla rasposa por la barba y te mareaba con todo lo que me había pasado ese día y te decía que había sacado un diez en mi tarea y tú solo decías...

-de ti no me extraña, hija.



No hay comentarios: