lunes, 5 de diciembre de 2016

Las rosas...

"Rosa es una rosa es una rosa es una rosa" 
Gertrude Stein



Flores, resulta que me gusta que me regalen flores pero no las rosas. Aunque pocas veces me han regalado ramos de flores… tres o cuatro y al menos dos hayan sido por culpabilidad de quien las regalaba, una por compromiso y la otra para comprobar que si habían margaritas de colores.

No sé si me gusten las rosas rojas, la rosas seguro no y las amarillas tienen a su favor que me recuerdan a un ser querido pero más por el color. Me gustan las flores con nombres raros y quizá más por eso que por su apariencia: astromelias y gerberas. Me gustan las margaritas aunque me gustan más las que tienen colores fuertes y no tanto las blancas y me gustan los girasoles. Me gustan las flores chiquitas y sobre todo las de cactus, las de la jacaranda y la bugambilia.

Con las rosas hay una relación familiar. Mi papá llegaba de repente con una rosa no de vivero, de un rosal que las hace más grandes, no tan derechitas ni estilizadas. Recuerdo que llegaba y decía, nos decía a sus hijxs:

-Estas rosas son del rosal que plantamos tu mamá y yo.

Mi mamá las recibía sin mucha emoción aparente. La historia familiar dice que lo sembraron cuando aún eran amigos en el trabajo donde se conocieron y no pensaron que tendrían una vida juntos y además de ese rosal tendrían cinco hijos de los cuales, los dos primeros morirían bebés. Mis padres eran de esa generación donde se hacían grandes sacrificios “por amor” pero no se mostraban amorosos ante sus hijos. De hecho la única imagen que tengo de ellos dos cariñosos fue cuando regrese corriendo en el parque hacia donde ellos estaban por algo y mi papá tenía recostada su cabeza en el regazo de mi mamá, que le sonreía mientras le acariciaba el cabello, se separaron en cuanto me vieron. Pero de cierta forma esas rosas las asocio a su relación. En el patio de la casa de mi papá, años después tenía un rosal “hijo” de esas rosas… Igual decía:

-Este rosal es hijo de aquel que sembramos tu mamá y yo.

Mi mamá años después en su jardín tiene rosales. No son hijos de aquel ni repite la historia, pero los cuida con especial atención y sus rosas las coloca en su altar.


“- Es el tiempo que he perdido en mi rosa...
– dijo el principito a fin de recordarlo.”
Antoine de Saint-Exupéry

Mi casera tiene un jardín que cuida con esa necia resistencia que tienen los mayores por conservar espacios antiguos, improbables en plena ciudad monstruo… y tiene dos rosales.

Veo hace días rosales que tiene años, en plena ciudad, en pleno caos… en Av Insurgentes y Felix Cuevas, la tienda departamental ha tenido cambios con el tiempo pero afortunadamente conserva esos rosales… Les veo y me siento a observarlos. Algunas rendidas han tirado sus pétalos. Otras siguen con ese minidesorden que no tienen las de los viveros… una torcida aquí, un enredo allá, espinas e irregularidades como parte del paquete. Son lindas así y recuerdo a la rosa del principito, tan temeraria con sus espinitas, tan vanidosa, tan única por el tiempo que le han dado, que han perdido en ella.



“La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto…”
Borges

¿Qué será de ese rosal que sembraron mi padres? …y yo no he sembrado un rosal ni sola ni acompañada. Y no sé si me gusten las rosas, aunque me gusten las flores, que me regalen ramos sin necesidad de pedir perdón y me gusten los nombres de astromelias y gerberas y las que me nombran si son de colores fuertes más que las blancas y las de los cactus y las jacarandás y bugambilia.

A ustedes ¿Qué flores les gustan?


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