jueves, 13 de marzo de 2014

El cuerpo propio y el ajeno

... escribir sobre el día internacional de la mujer es como intentar escribir de cada mujer... es imposible, entre la idea que tenemos cada una, la que nos imponen, la que aceptamos, en contra de la que nos rebelamos y la que ni enteradas estamos,  es muy difícil.
Así que mejor comienzo desde lo que me gusta dibujar: el cuerpo. Casi todo lo que hago lleva la figura femenina... muy pocas figuras masculinas. Creo que ya lo escribí en otro post anterior así que paso del por qué. En el taller de dibujo con modelo al que asisto, pocas veces acude modelo hombre... y es chistoso porque cuando enseño los bocetos de mujeres nadie se siente incómodo, no así cuando muestro el de un hombre... tanto en mujeres como en hombres hay risitas nerviosas y bromas.


No estamos acostumbrada/os a la presencia de un cuerpo masculino para ser observado, evaluado, apreciado o desechado como si lo hacemos diariamente con el de las mujeres. Si una mujer habla de lo "bueno" que está un hombre sólo "está reproduciendo el modelo de los hombres" aunque ella no esté hablando de lo grandes que están sus gónadas o de lo enorme de su pene... es que las mujeres no hablan de su deseo, ni de lo que les gusta, ni del cuerpo del hombre... de ellos no, sólo hablan del cuerpo y sus "cosas" las que "son putas" y a veces ni ellas (y como a mi me gusta el término de puta, pues me lo apropio...que se le va a hacer).


Hoy escribiré sobre una idea que me ronda cuando dibujo de un modelo masculino, porque a mi me gusta mucho el cuerpo masculino, me encanta reconocerlo en sus angulosidades, en sus lineas diferentes; porque no me reconozco en ese cuerpo, en esa textura y olores diferentes a los míos.

¿Porque a las mujeres no se nos enseña a apreciar el cuerpo masculino? Hasta cuando veo una revista para mujeres siempre está el cuerpo femenino, cosificado, idealizado, inalcanzable. Y pienso que ahí está una rendija del por qué nos vapuleamos tanto para con nuestros propios cuerpos incluso desde niñas. Los cuerpos masculinos son idealizados también pero sospecho que no precisamente a través de la vista de una mujer heterosexual. Digo, los mejores cuerpos que he visto (no esos llenos de músculos que son como de toros de lidia inflados) son de amigos que me comparten sus gustos en revistas dirigidas a público homosexual. 

Ahí viene Magos, la puercota a decirles sus gustos... dirán. Y es que también esa es otra parte de mi post: ¿porque las mujeres no hablamos de lo que nos gusta del cuerpo propio y ajeno públicamente? ... sospecho porque una "buena y delicada mujer" no habla de "esas cosas" y es así como el cuerpo se habla sólo del de la mujer y se le condena, se le obliga, pero no se le ama, se le respeta. Siempre me he preguntado por qué hay tan pocos cuadros de un "majo desnudo" o de un hombre abandonado en sus carnitas y pintado por otro hombre tan lindo como lo hace Schiele con las mujeres... ah! es que ese es otro tema: las mujeres sólo pintan florecitas y esas cosas de "mujeres" como si nosotras no cogieramos o no nos gustaran los cuerpos masculinos... porque asumo que a todas las heterosexuales mujeres nos gustan los cuerpos de nuestras parejas ¿verdad?
Hablamos sí de la lonja, de las dietas, de la panza, de las estrías... de las imperfecciones... pero a mi me gustan justo eso: las imperfecciones en el cuerpo del otro, las rugosidades que no me encuentro, lo rasposito de las barbas, lo suave de algunas partes de mi cuerpo, lo blandito, lo mordible para ambos, las caricias pues. 
Y es que en el cuerpo del otro y en el cuerpo propio es donde nos sentimos, donde nos despojamos de complejos o donde los vemos más como son o los omitimos por las urgencias. Es linda esa parte de la libertad cuando dos cuerpos se unen. 
Quizá si comenzamos a apreciar y enseñamos a apreciar el cuerpo propio y el ajeno comenzamos con algo tangible para respetar, para defender. No sé... 

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