Tengo que pintar,
eso es lo que quiero y sin embargo hay otras cosas que me importan también y me
quitan el tiempo. Por ejemplo, entender esas fronteras borrosas que hay entre
la libertad propia y la ajena (libertad de expresión, de disentir, de opinar,
de indignarse, etc)…según yo no hay ninguna pero luego si me entran las dudas.
Tengo certezas
(poquísimas y cada vez más fracturadas) tengo gustos personales y una profunda
preocupación por los caminos a los que nos están llevando las redes sociales en
estos tiempos. Pienso en la libertad sin otros límites que no sea más que el
respeto mutuo para una sana convivencia, donde se permita el disenso sin que
eso no signifique debatir, discutir sin que nos separe. Pienso en la tolerancia
hacia quien no piensa o siente igual que yo, defender la libertad de opinión.
Pero ¿puedo defender con mi vida a quien emite opiniones que abonan a un clima
que oprime, discrimina, ofende en su dignidad a otrxs?... No soy Voltaire y
Voltaire no vivió en el contexto que ahora tenemos… somos finalmente nuestras
circunstancias, pero eso no debería hacernos ciegxs a la dignidad del otro(a) a
poder ponernos en los zapatos de otrxs que no tienen nuestro mismo contexto.
Se murió Juan
Gabriel, y me dolió un chingo porque yo (aclaro YO) me identifico con muchas
otras personas cuyas canciones significaron un momento, un cachito de historia,
amores y desamores. Me dolió su muerte y me encabroné cuando leí un artículo de
un señor con educación exquisita no porque expresara que no le gustaba Juanga (que finalmente no tiene por qué gustarle
y no es el motivo de este post) sino porque escribió básicamente esto:
-…mi rechazo al
trabajo de Juan Gabriel es, pues,
clasista: me irritan sus lentejuelas no
por jotas sino por nacas (link artículo completo)
Coincido con
muchas de esas personas que crecieron en un medio social no tan favorecido: una
colonia popular en viviendas modestísimas, educación pública y gratuita en
todos los niveles de instrucción escolar, música popular y populachera, “mal
gusto” en el vestido porque se mezcla una tradición popular y rural con la “moda”
pa’la que alcanza, ropa de tianguis quiero decir, chabacana. Imaginen, ya era adelanto
hablar y escribir sin faltas de ortografía como para andar hablando dos o tres
idiomas que claro que abren otras culturas y mundos. Resumida en una palabra
que con los años se ha vuelto reivindicación: NACA pues nací y sigo siendo.
Pero mi
reivindicación y orgullo de la palabra “naco/a” no me lleva a olvidar que en
principio y según el tono, hay quien sigue empleándola de forma peyorativa.
Pasa como con las palabras “Indio” o “Puto/joto” “Chacha/Gata” que siguen
siendo usadas como insulto por quien las profiere.
¿Nos volvimos
políticamente correctos al punto de ser inquisidore/as del chiste? No sé, no
estoy segura, quizá habría que ocuparnos tantito en preguntarles y hacer el
esfuerzo de atender, de escuchar lo que dicen y sienten las personas que son identificadas
con el tono que no reivindica sino que intenta menoscabar su dignidad como
personas. ¿Es lo mismo decir nacx a un(a) güerita que de entrada se refleja en
la TV pública y hasta anuncios oficiales como si no fuera nuestro genotipo más
tirándole a gordis y morenos? Habría que preguntarle a la gimnasta Alexa Moreno
que participó recientemente en los juegos olímpicos:
-Me dolió, no soy un robot que no siente (…)
Soy mexicana y luzco como mexicana. No pueden esperar ver a una rubia.
La misma persona
que calificó de naco y joto el vestuario de Juan Gabriel también escribió algo
sobre la palabra “puto” y lo “políticamente correcto” que le impide expresarse
como èl quiere. (link aquí Artículo: Contra el puto lenguaje políticamente correcto) Sí, yo también me he preguntado por qué si digo yo
“puta madre!” o “puto dolor” puede ser una expresión que, fuera de mi
circunstancia y contexto significan abonar a un clima de odio que resulta en
crímenes. Entonces pregunto y escucho esforzándome por entender y mientras
trato de erradicar esa palabra de mi vocabulario. Antes me parecía (me sigo
sintiendo rara) en decir la palabra “culero/a” y sin embargo la he sustituido
para decir “puto” como insulto (porque si, incongruente como soy tiendo a
enojarme e insultar, siempre dando la cara, siempre exponiéndome a las consecuencias
de mis actos, aclaro) Porque tangencialmente he sentido en personas queridas el
dolor y la muerte por ser diferente a eso que llamamos “lo normal” la
heterosexualidad.
También trato de
no insultar pero de verdad, honestamente, no escondiendo el mismo insulto con
finísima educación y palabras escogidas para hacer sentir mal o ponerme en un
nivel superior a otra persona sin perder el estilo. ¿Les había contado ya que
soy una naca por nacimiento y por convicción?, bueno pues eso… de ahí mi
lenguaje soez y porque también he acusado recibo de comentarios y situaciones
de personas que se creen falsamente privilegiadas por circunstancias que no son
esfuerzo personal sino esa ruleta que da el nacer en cuna de oro o con características
físicas consideradas “lo bello” (metafóricamente hablando)
Lamento
profundamente que este señor, en su intento por hacerse finamente gracioso,
fuera insultado igual en redes. No comparto que la indignación por el lodo se
exprese con mierda. Pero sigo pensando que fue clasista, poco inteligente dado
el momento y su cargo oficial. Porque de quien hablo resulta que escribió lo de
las lentejuelas nacas y jotas siendo nada menos que Director de TVUNAM y alguna
prudencia debería caber en quien dirige una institución dentro de una
universidad pública que sigue siendo la única oportunidad de movilidad social
(o al menos de acceso a una educación mayor) para muchxs nacxs que como yo
estudiaron ahí. Cantaría Juanga:
-…¿pero qué
necesidad?
Este señor
renunció finalmente sin emitir una sola disculpa o al menos debatir sobre su
artículo en el que en el cuerpo del texto hace referencia a su cargo y
actividades como funcionario universitario. (ya ven en 2014 igual nadie le reclamo porque, ni
se refirió a funciones de un cargo público) No es su opinión, ni sus gustos musicales,
ni su exquisita educación. No, es su expresión clasista de la que hace
ostentación siendo el clasismo: discriminación de clase (esa discriminación
etérea como la violencia indirecta que igual lastima y humilla) y sabiendo él
mismo las funciones del Conapred para el cual participo en 2012 con un texto
sobre el machismo y la misoginia (link aquí del cuaderno Ellas por ellos) . Como lo dice en su texto ninguna
de sus mujeres queridas son nacas, ni lentejueleadas, ni jotas como para
permitirse una reflexión al respecto y cambiar su opinión sobre ser igual, no superior
ni inferior. Tampoco tendría que serlo, por ejemplo unx no necesita ser refugiadx
para solidarizarse con ellxs. Porque:
… je
suis humain
Y eso, debería
bastar.
1 comentario:
Orales! Complenamente de acuerdo, ahora sí te descociste, felicidades x tu blogger, saludos
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