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Llevo apenas unos días como observadora y me siento muy impactada. Estoy en un proyecto con mujeres… y si dejamos el romanticismo, el prejuicio, la lástima y todo lo que pase por sus mentes y que pasó por la mía quedan mujeres como yo, como tú, como nuestra mejor amiga, como tu hija, como mi madre… mujeres con una vida difícil (particularmente muy difícil para ellas en la calle) con amores, desamores y el profundo amor por sus hijxs…
Me tocó ir a verlas en el lugar donde viven, una de ellas apenas nos miro a la chica y a mi que íbamos acompañando al chico que trabaja y les acompaña. Después de un rato y que estábamos en otra “vivienda” nos llamó y nos invitó a entrar: había arreglado su espacio, como cuando yo arreglo el mío y en una esquinita observe una caja a manera de cómoda… había un perfume, un cepillo… esas cosas que tenemos todas las mujeres. En el campamento tienen aun compartido un reclamo de intimidad con un lazo y un trapo hay un espacio íntimo para ellas… como todas nosotras que, diría Wolf, necesitamos un cuarto propio. Esa defensa de la dignidad que tenemos las personas: mi espacio vital, mi forma de arreglarme...Me fui de ahí invadida de imágenes, de olores, de sus palabras sobre la solidaridad para otra chica que vive en otro espacio y de su hijo que instituciones le quitaron… porque viviendo en la calle, no falta quien les “quita” a su hija/o en lugar de darle condiciones para la madre y su hijo/a (que el apoyo debería ser integral) y que no han cometido delito alguno… solo vivir en la calle y eso nadie, ni un adulto ni un niño debería hacerlo… pero es complejo, muy complejo…
Luego, trabajé con ellas para que fueran ellas quienes decidan qué tipo de dibujo haré yo para el proyecto y estuve con Angie otra chica que apoya a El Caracol en un proceso de educación con mujeres que viven en la calle. Hablamos de amores, de colores, de dibujos… En un primer momento las seis (cuatro mujeres que viven en distintos lugares en la calle, Angie y yo) hablamos de qué entendemos por amor y la felicidad, luego ellas cuatro hablaron de sus hijos que no están con ellas, con sentimientos y procesos diferentes, todas historias durísimas… se volcaron en el amor de madres.
Les pregunté que les hizo enamorarse de aquellos hombres:
-me decía que era bonita, me regalo una flor, me hizo sentir importante por primera vez en mi vida
-me gusta cuando duerme a mi lado… me siento protegida
-me sentía necesitada por él, sentía que era especial para él…
-hace bien su chamba!... y me hacía enojar pero tenía algo…
-el amor de mi vida no es el padre de mis hijos… con el compartía todo, lo que queríamos hacer, luego se fue a EEUU y no volvió…
Así… como las platicas que tenemos mis amigas y yo… Luego hicimos dibujos y pusimos colores a nuestros sentimientos, nos dibujamos el mapa en nuestros cuerpos, dónde sentimos esos colores, donde los sentimientos:
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