Caminar por entre esas calles imaginadas como módulos que se repiten hasta el cansancio me resulta lindo porque dentro de la igualdad las casas van tomando algo de quienes las habitan, así hay patios enrejados de muy distintas formas, otros descuidados, otros con macetas, a una casa le han puesto una reja de dudoso tinte artístico, otras están llenas de trebejos y maderas. Algunas tienen árboles a la entrada, otras han desterrado el poquito pasto para colocar cemento. En todas ellas veo pasar a familias muy jóvenes, parejas con bebés que salen al tianguis semanal y compran el mandado, por las tardesnoches se ven personas llegar como hormiguitas en el transporte y comprar el pan antes de llegar a casa.
Y en esa comunidad asesinaron a seis hombres. Al día siguiente había tianguis y todas las caras reflejaban miedo. “Asesinan a narcomenudistas en conocido punto de venta” y zaz! Así de un plumazo en cuestión de horas las autoridades ya habían resuelto que era un ajuste de cuentas y que la/os habitantes de Chicoloapan podían estar ¿tranquila/os?.
Las notas reproducidas en los medios impresos ese día comentaban lo mismo: narcomenudistas, ajuste de cuentas, pelo corto y ropas de “cholos” era la principal prueba de su culpabilidad… a sólo unas horas de asesinados. Cuatro días más tarde presentaron a 7 presuntos culpables del multihomicidio, la razón principal no cambió: ajuste de cuentas entre bandas rivales por robo a un capo que nunca identifican y que por supuesto no está detenido (entre ellos se arreglan ustedes no se preocupen mientras no se metan, parece decir el discurso entre líneas de las autoridades).
Pienso que las autoridades en ese rápido actuar (que no lo fue para desmantelar “conocido punto de venta” antes de esa masacre ni para detener al capo robado) están tratando de crear confianza entre la población. Yo no me siento segura y más aún sigo sintiéndome agraviada de que se estigmatice sin una investigación a seis familias, a una comunidad que ha solapado el narcomenudeo, que ahora se desconfié de las personas que son mis vecino/as pensando ¿es ahí donde drogan? ¿es ese un narco? ¿es aquel por su vestimenta un delincuente? ¿conviven aquí bandas rivales al amparo de la autoridad siempre y cuando se maten entre ellos?
El domingo siguiente a la ejecución iba en el transporte desde mi pueblo, un hombre que a juzgar por el “delito de portación de cara y vestimenta” podría encuadrar en las señales de un narcomenudista: el rostro moreno, peinado corto, vestimenta chola, tatuaje en un brazo…etc. El hombre llevaba a un niño de unos 10 años, iban al museo de antropología y el hombre le decía –hay que comprarte una cámara fotográfica para que salgan muy padres las fotos- y luego le preguntaba cuál era la tarea, el niño le decía – son tres artículos pero con tu celular tomo las fotos y me lo prestas y ya no imprimo y que las vea la maestra- el papá (deduje) le respondió –haz mejor cinco para que quede bien chida tu tarea, podemos ir ahí al museo del castillo y hay otro museo…-
Me bajé pensando en que mucha/os mexicanos ciframos nuestras esperanzas en un futuro mejor, que muchos padres como el señor del transporte busca que su hijo sea mejor persona y se preocupa…
No se y no me consta que esas seis personas ejecutadas sean narcomenudistas. Me produce inseguridad que se busquen chivos expiatorios, que se estigmatice a una víctima con el “algo habrán hecho” nadie se merece una ejecución, en mi país no hay pena de muerte y todo mundo merece un juicio justo. Hay una nota que habla de las personas detenidas y un comentario de una persona dice que uno de los detenidos es el sostén de su casa y que ese día trabajo todo el día… Esta masacre se va a perder en el marasmo de otras masacres, en la tragedia de 50 mil muerto/as porque las autoridades no presentan nunca sentenciado/as con pruebas firmes… es más fácil presentar públicamente a personas que mientras no se demuestre su culpabilidad son inocentes, incluidos los muertos…
En México vivir se está volviendo un azar en dónde puedes morir o ser detenido según convenga… y mientras tanto hay padres y madres que se levantan todos los días, a trabajar, a luchar para que sus hijos tengan una mejor vida que la de ellos. Sí me siento agraviada y más insegura que hace 4 meses.
(las fotos son de cuando salgo a caminar por las calles del pueblo)
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