Me acordé porque en las últimas semanas he estado con dos adolescentes y he pasado un buen rato platicando con ellas de la maravilla que significa dibujar… sí, de cierta forma también hay que renunciar a la inocencia pero la aventura de la creación vale la pena.
Me gusta… me gusta dibujar y renunciar a la tranquilidad de no tener que repetirse, de aventurarse y exponer lo que una percibe, lo que sueña, lo que le hace feliz, lo que le duele, lo que le hace bien y lo que no… leía en algún lado que es hermoso cuando encuentras que otra persona (generalmente alguien que no te conozca, llegue y se encuentre que tu obra le conmueve, le mueve algo que percibe, lo que soñó, lo que le hizo feliz, lo que le dolió, lo que le hizo bien y lo que no) Pero también si a nadie le gusta igual… tenía que estar ahí y salir.
En mi vida he sido, creo ese personaje que incita a quien también quiere perder sus alas en busca de su propia creación: hace muchos años con una chica que ahora es una excelente diseñadora editorial, con otra chica que ahora es diseñadora de calzado y quisiera pensar que cuando he sido maestra en una secundaria y en una primaria, signifiqué para algún niño o niña la ventana/refugio/cielo/infierno que fueron para mi en distintos momentos mis maestro/as como lo fue Miss Lucrecia en primaria que me dejaba entrar a su taller y pasar las horas en la tarde para dibujar, que me llevaba a concursos y se alegraba igual que mi mamá cuando ganaba y que se enojó aún más cuando en alguna ocasión me hicieron trampa. Recuerdo también a la Maestra Palmira que llegó con su hermoso cabello largo y lacio y fue con la única que entendí la música porque ella misma era flautista y tenía algo para enseñarnos con dibujos la música al grupo de niñas adolescentes en secundaria que éramos como el alma de Judás… y luego a otra maestra que se me escapa el nombre pero que la recuerdo llegar en la prepa con sus diapositivas y su carrusel y enseñarnos historia del arte con imágenes y un lenguaje que me conmovía… luego en la Universidad ya en la Escuela de Artes Plásticas lo interesante era encontrar maestro/as cómplices conmigo, que me exigían y también me alentaban a dibujar, Florida, Beatriz, Felipe… fueron mis “colombos” para hacer una línea y de ahí “crear un mundo… mi mundo”
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