Hoy fuí a la marcha
#YoSoy132. Evidentemente no en calidad de estudiante y mucho menos de
joven... fuí porque quería verles y apoyar a esa/os jóvenes para
recordar porque elegí lo que elegí, porque soy lo que soy y para ver si
me encontraba con respuestas a algunas preguntas.
De esas coincidencias
en al mismo tiempo que la marcha convocaba llevar un libro para
intercambio, un libro me topa como esperando que le mirara, hasta hace
unos días el autor me decía poco... y otro de sus libros llegó a otras
manos que pasaron por las mías... estaba ahí, esperando a que le viera y
le ví... el autor es John Berger y el libro recoge una serie de
artículos diversos en un libro que se llama "Cada vez que decimos
adiós"
Curiosa forma de
encontrarme el libro para poder tomadas las palabras y responder así a
preguntas hechas hace unos días de una boca que me estima y de otra que
es por decirlo gentilmente algo inmadura...
¿Me voy a dedicar a dibujar? Sí ¿Seguiré siendo activista? Sí... ¿Por qué?
...tomo entonces palabras prestadas y las acompaño de un ejercicio de mis clases de pintura.
Mineros / John Berger
CUANDO UNA CAUSA JUSTA es derrotada, cuando se humilla a los valientes, cuando se trata a hombres probados en el fondo y en la boca de los fosos como si fueran basura, cuando se aniquila la nobleza y jueces en los tribunales aceptan mentiras y se paga a difamadores para que calumnien con sueldos con los que podrían vivir las familias de una docena de mineros en huelga, cuando la policía de Goliat con sus cachiporras sangrientas no está en el banquillo de los acusados sino en el Cuadro de Honor, cuando se deshonra nuestro pasado y se ignoran las promesas y los sacrificios con sonrisas maliciosas, cuando familias enteras comienzan a sospechar que los poderosos no escuchan razones ni argumentos, y no hay apelación posible, cuando de a poco se cae en la cuenta de que no importan las palabras que figuran en el diccionario, no importa lo que diga la reina o lo que informen los corresponsales en el parlamento, no importa el nombre que elija el sistema para enmascarar su desvergüenza y su egoísmo, cuando de a poco se cae en la cuenta de que ellos están dispuestos a destruirnos, a destruir nuestra herencia, nuestro talento, nuestras comunidades, nuestra poesía, nuestros clubs, nuestro hogar, y si es posible, también nuestros huesos, cuando finalmente el pueblo cae en la cuenta de todo esto, puede que piense que ha llegado la hora del crimen y la venganza justificada. En largas noches de insomnio, durante los últimos años en Escocia, en Gales del Sur, en Derbyshire y en Kent, en Yorkshire, Northumberland y Lancashire, muchos, en vela durante la noche, pensaron, estoy seguro, que había llegado la hora. Y no hay nada más humano y más tierno que la visión de los piadosos ejecutando sumariamente a los despiadados. Esa palabra, "tierno", tan plena de sentido para nosotros, es incomprensible para ellos porque ellos, sencillamente, no saben a qué se refiere. Esa visión comienza a recorrer el mundo. Los héroes vengadores aparecen en los sueños y pueblan las esperanzas. Los despiadados les temen pero yo, y tal vez tú, les damos nuestra bendición.
Yo mismo podría amparar a cualquiera de esos héroes. Y, sin embargo, si durante ese tiempo bajo mi amparo, uno de ellos me dijera que le gusta dibujar, o si fuese una mujer y me dijera que siempre le ha gustado pintar pero nunca ha tenido la oportunidad o el tiempo para hacerla, si esto sucediera, creo que entonces diría: Si lo intentas, es posible que consigas lo que quieres de otra forma, sin que perjudique a tus camaradas y sin que se preste a confusión. No puedo decirte qué hace el arte y cómo lo hace, pero sé que a menudo el arte ha juzgado a los jueces, vengado a los inocentes y enseñado al futuro los sufrimientos del pasado para que nunca se olviden. Sé también que en ese caso, los poderosos le temen al arte, cualquiera sea su forma, y que esa forma de arte corre entre la gente como un rumor y una leyenda porque encuentra un sentido que las atrocidades no encuentran, un sentido que nos une, porque es finalmente inseparable de la justicia. El arte, cuando obra de ese modo, se vuelve un espacio de encuentro de lo invisible, lo irreductible, lo imperecedero, el valor y el honor.
Cada vez que decimos adiós.
John Berger Colección Narrativa
Ediciones de la Flor
4a Edición 1998 Argentina
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